Tener una casa con suelo radiante es sinónimo de mucha comodidad durante el invierno. Con el suelo calentado, el aire caliente se vuelve más ligero y empieza a ascender de forma natural, calentando todo el ambiente de forma suave y agradable, sin amortiguamiento, ruido, sequedad o ocupando espacio, como en el caso del aire acondicionado. También elimina la humedad del ambiente, previene enfermedades respiratorias y elimina el moho de la zona.